Poema de Rigoberta Menchú
Crucé la frontera... Rigoberta
Menchú
Crucé la
frontera amor
no sé cuando volveré.
Tal vez cuando sea verano,
cuando abuelita luna y padre sol
se saluden otra vez,
en una madrugada esclareciente,
festejados por todas las estrellas.
Anunciarán las primeras lluvias,
retoñarán los ayotes que sembró Víctor
en esa tarde que fue mutilado por militares,
florecerán los duraznales y florecerán nuestros campos.
Sembraremos mucho maíz.
Maíz para todos los hijos de nuestra tierra.
Regresearán los enjambres de abejas que huyeron
por tantas masacres y tanto terror.
Saldrán de nuevo de las manos callosas tinajas,
y más tinajas para cosechar la miel.
Crucé la frontera empapada de tristeza.
Siento inmenso dolor de esa madrugada
lluviosa y oscura, que va más allá de mi existencia.
Lloran los mapaches, lloran los saraguates,
los coyotes y sensontles totalmente silenciosos,
los caracoles y los jutes desean hablar.
La tierra madre está de luto, empañada de sangre.
Llora día y noche de tanta tristeza.
Le faltarán los arrullos de los azadones,
los arrullos de los machetes,
los arrullos de las piedras de moler.
En cada amanecer estará ansiosa de escuchar
risas y cantos de sus gloriosos hijos.
Crucé la frontera cargada de dignidad.
Llevo el costal lleno de tantas cosas de esta tierra lluviosa
llevo los recuerdos milenarios de Patrocinio,
los caites que nacieron conmigo, el olor de la
primavera, olor de los musgos, las caricias de la milpa
y los gloriosos callos de la infancia.
Llevo el güipil colorial para la fiesta cuando regrese.
Llevo los huesos y el resto del maíz. ¡Pues sí!
Este costal volverá a donde salió, pase lo que pase.
Crucé la frontera amor.
Volveré mañana, cuando mamá torturada
teja otro güipil multicolor,
cuando papá quemado vivo madrugue otra vez,
para saludar el sol desde las cuatro esquinas
de nuestro ranchito.
Entonces habrá cuxa para todos, habrá pom,
la risa de los patojos, habrá marimbas alegres.
Harán lumbres en cada ranchito, en cada río para
lavar el nixtamal en la madrugada.
Se encenderán los ocotes, alumbrarán las veredas,
los barrancos, las rocas y los campos
no sé cuando volveré.
Tal vez cuando sea verano,
cuando abuelita luna y padre sol
se saluden otra vez,
en una madrugada esclareciente,
festejados por todas las estrellas.
Anunciarán las primeras lluvias,
retoñarán los ayotes que sembró Víctor
en esa tarde que fue mutilado por militares,
florecerán los duraznales y florecerán nuestros campos.
Sembraremos mucho maíz.
Maíz para todos los hijos de nuestra tierra.
Regresearán los enjambres de abejas que huyeron
por tantas masacres y tanto terror.
Saldrán de nuevo de las manos callosas tinajas,
y más tinajas para cosechar la miel.
Crucé la frontera empapada de tristeza.
Siento inmenso dolor de esa madrugada
lluviosa y oscura, que va más allá de mi existencia.
Lloran los mapaches, lloran los saraguates,
los coyotes y sensontles totalmente silenciosos,
los caracoles y los jutes desean hablar.
La tierra madre está de luto, empañada de sangre.
Llora día y noche de tanta tristeza.
Le faltarán los arrullos de los azadones,
los arrullos de los machetes,
los arrullos de las piedras de moler.
En cada amanecer estará ansiosa de escuchar
risas y cantos de sus gloriosos hijos.
Crucé la frontera cargada de dignidad.
Llevo el costal lleno de tantas cosas de esta tierra lluviosa
llevo los recuerdos milenarios de Patrocinio,
los caites que nacieron conmigo, el olor de la
primavera, olor de los musgos, las caricias de la milpa
y los gloriosos callos de la infancia.
Llevo el güipil colorial para la fiesta cuando regrese.
Llevo los huesos y el resto del maíz. ¡Pues sí!
Este costal volverá a donde salió, pase lo que pase.
Crucé la frontera amor.
Volveré mañana, cuando mamá torturada
teja otro güipil multicolor,
cuando papá quemado vivo madrugue otra vez,
para saludar el sol desde las cuatro esquinas
de nuestro ranchito.
Entonces habrá cuxa para todos, habrá pom,
la risa de los patojos, habrá marimbas alegres.
Harán lumbres en cada ranchito, en cada río para
lavar el nixtamal en la madrugada.
Se encenderán los ocotes, alumbrarán las veredas,
los barrancos, las rocas y los campos
5 comentarios:
ME ENCANTO ESTE POEMA, CASI LLORABA FRENTE A MIS ALUMNOS.
Bello totalmente ,lloré menciona tanta realidad ,crueldad que vive nuestro pueblo Centroamericano y tanta nostalgia de lo que se deja a otras no por voluntad si no supervivencia, y el anhelo de volver a sentir lo más parecido a la paz que hayas sentido en la vida, saludos desde Honduras
Bello totalmente ,lloré menciona tanta realidad ,crueldad que vive nuestro pueblo Centroamericano y tanta nostalgia de lo que se deja a otras no por voluntad si no supervivencia, y el anhelo de volver a sentir lo más parecido a la paz que hayas sentido en la vida, saludos desde Honduras
Bello totalmente ,lloré menciona tanta realidad ,crueldad que vive nuestro pueblo Centroamericano y tanta nostalgia de lo que se deja a otras no por voluntad si no supervivencia, y el anhelo de volver a sentir lo más parecido a la paz que hayas sentido en la vida, saludos desde Honduras
Bellisimo, real, cruel, pero si Rigoberta cargada de dignidad
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